ARTISTA

GIMENA MACRI

Nació en 1986
Vive y trabaja en Buenos Aires
Web: gimenamacri.com

OBRAS

PUBLICACIONES

Gimena Macri. El amor imperfecto
Kultur Buro
2018

PRENSA

Por Ana Martínez Quijano
ámbito.com

EDICIÓN IMPRESA
17 Abril 2018

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La muestra, en Galería Pasto, entabla un diálogo íntimo e intenso con pintoras como Delaunay, Iyubov, Varvara, Saloua y la argentina Esquivel.

La seducción que hoy ejerce el arte de las mujeres de las primeras vanguardias suma seguidores en todo el planeta. La pintora Gimena Macri es una devota más, y lo demuestra en la exposición que acaba de inaugurar la galería Pasto. Allí exhibe una investigación sobre 19 artistas mujeres pertenecientes a diversos movimientos abstractos de la historia del arte y, sin vacilar, utiliza su oficio, el óleo y sus propios pinceles. Macri copió 20 pinturas abstractas, reinterpretándolas a su manera, con su pincelada suelta y arrastrando su estilo.

En el catálogo figuran los textos donde relata brevemente la vida de estas artistas y así, con pinturas que tienen tanto peso como las palabras, entabla un diálogo tan íntimo como intenso. "Cuando el arte está dentro de ti, puedes estar en cualquier sitio", aseguraba Sonia Delaunay, la estrella más conocida de este universo femenino. "Iyubov, Nadheza, Germaine; Mira, Yente, Olga; Diyi, Alexandra, Lidy; Anni, Varvara, Carmen; Nina, Sonia, Nelly; Saloua, Sophie, Hilma y Lygia", le brindan título a la muestra.

En la sala se divisa un conjunto de pinturas. Hay formas onduladas y rígidas geometrías que tensionan las obras, hay colores sordos y, unos pocos, luminosos. Allí se destaca el dinamismo. Las pinturas son el punto de apoyo visual de una muestra donde el tiempo vuelve atrás para contar la vida de estas artistas, varias, ligadas a la efervescencia de las vanguardias rusas.

Así, sin ninguna retórica, se descubre un universo que hasta hoy ha permanecido oculto. Para comenzar, Macri presenta a Hilma af Klint, autora en 1906 y bajo el influjo del esoterismo, de las primeras pinturas abstractas del arte moderno. Af Klint antecedió a Kandinsky, Mondrian y Malevich. Luego aparece en la escena la cubana Carmen Herrera, activa pintora radicada en Nueva York desde los años 50, que recién ganó fama a sus más de 90 años. Y las historias se inician con la expresión de genuina admiración por la excepcional Lygia Clark.

Las vidas de estas artistas tienen aspectos en común. Para comenzar, varias formaron pareja con conocidos pintores abstractos y algunas consolidaron un "intenso vínculo de interacción artística y amorosa". Los mejores ejemplos son los de Sonia y Robert Delaunay, Josef y Anni Albers, Sophie Henriette y Jean Arp, Varvara Stepanova y Rodchenco. En la Argentina solo los entendidos conocen a Eugenia Crenovich, Yente, la primera mujer de la corriente abstracta y pareja de Juan Del Prete, el primer abstracto de nuestro país. La francesa Germaine Derbecq se casó con Pablo Curatela Manes y abandonó los pinceles para gestionar la memorable galería Lirolay. La artista Diyi Laañ acompañó a Kosice hasta su muerte, pero en silencio; Lidy Prati se casó con Tomás Maldonado y si bien dejó de pintar cuando se separaron, la condición poética de su obra sobresalía entre los abstractos de la generación del 40 (incluyendo a Maldonado)

Hay un cuadro en la galería que recuerda los marcos recortados de Arden Quin, pero es de Nelly Esquivel, artista que integró los grupos Madí y Arte Concreto Invención, pero desapareció sin dejar más rastro que algunas obras. Estos relatos ponen en evidencia la capacidad de estas mujeres para la creación y también su versatilidad para realizar diseños, escenografías, vestuarios y los más variados objetos que incorporaban belleza a la vida cotidiana. Macri revela, además, la relación de amistad establecida entre varias artistas que, mientras se abrían camino se apoyaban mutuamente. Anni Albers llegó a América desde la Bauhaus y aquí realizó formidales tapices con rigor geométrico, pero no olvidó reconocer que sus grandes maestras fueron las tejedoras del antiguo Perú. En el cuadro que pintó Macri aparece la materia de los trabajos de Anni: el hilo de una madeja dibuja formas onduladas y sugerentes, como un camino sinuoso.

La curadora de la exposición, Lara Marmor, establece una analogía entre las pinturas reinterpretadas y los covers de un músico que interpreta a otro músico que te lleva hacia otro. La muestra despierta en el espectador el afán de profundizar el conocimiento y, además, siembra dudas sobre la futura pintura de Macri, una artista hasta ayer figurativa.

Por Gabriel Palumbo
clarín.com | Revista Ñ

EDICIÓN IMPRESA
27 de Abril de 2018

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Veinte cuadros, casi como una instalación en una pared de la galería Pasto, son el emotivo rescate histórico de la artista.

Las ideas solían ocupar un lugar que hoy no ocupan. Pero tener una idea es hermoso y lo que sucede corporalmente cuando una de ellas aparece no se compara con casi ninguna otra sensación humana. Se disparan acciones fisiológicas y operaciones mentales inéditas que mezclan dimensiones biológicas y sociales con el claro objetivo de colocar algo donde antes no había nada. Para la tradición pragmatista americana, una idea no es otra cosa que un plan de acción. Una suerte de investigación que, de estar bien dirigida, generará modificaciones de todo tipo en los entornos en los que se desarrolle.

El papel de las ideas en el mundo del arte es recursivo. Va y viene, desaparece y vuelve, según modismos, coyunturas y momentos políticos. La saturación producida por el aire conceptual del arte contemporáneo ha ayudado a generar cierta desconfianza sobre las ideas, al considerarlas o bien un artificio intelectual cargado de grandilocuencia o una vuelta a la discusión sobre el compromiso y la función del arte.

Cuando la experiencia artística descarta estas tensiones y se prioriza la imaginación, es que todo empieza a tener otro sentido creativo. Sucede lo que Samuel Taylor Coleridge gustó en llamar esemplastic, que no es más que el trabajo de la imaginación artística para maridar elementos diferentes, darle cierta unidad y crear algo nuevo.

Gimena Macri lo logra en la muestra que puede verse en la galería Pasto. La artista hace algo interesante; rastrea una serie de obras abstractas realizadas por mujeres y las agrega a partir de un hilo construido en base a una investigación en la web que la llevó a linkear a Hilma af Kint con Yente, Lidy Prati, Lygia Clark, Mira Schendel y Nelly Esquivel hasta reconocer una veintena de artistas precursoras en el mundo de la abstracción.

Macri tomó una obra de cada una de estas 20 artistas y las repintó con su lectura y con su trazo. El resultado es visualmente muy atractivo. La pared entera de la galería, vista como si fuera un solo marco, devuelve al espectador una especie de collage formado por las versiones de Macri. Hay algo de quilt, esos edredones hechos de retazos tan comunes en las culturas sajonas, en el primer golpe de vista de la exposición. Cuando la mirada se detiene en cada cuadro, aparecen las diferencias y los matices. La artista eligió el óleo, tal vez para poder jugar con las texturas y el color, dos elementos que le permiten darle un sentido particular a sus versiones. Los cambios de tonalidad y de forma entre las pinturas ¨originales¨ y las de Macri no generan ningún ruido en el espectador, sino todo lo contrario. Llevan imperceptiblemente al camino del homenaje por vía de una interpretación personal, íntima y sobre todo respetuosa.

La muestra se completa con un pequeño volumen en el que, además del texto curatorial de Lara Marmor, hay una breve biografía de cada artista.

Para unir los retazos de este quilt, el espectador puede empezar por Hilma af Klint, pintora sueca que fue abstracta antes que Mondrian y antes que Kandinsky. La biografía de Af Klint la hace algo más que una anticipadora. Sus trabajos tenían, en su propia explicación, un origen supraterrenal. Les eran dictados por un espiritualismo exacerbado, esotérico y mágico, lo que no le impedía una obra coherente y muy comunicativa. El carácter vanguardista de la obra de Af Klint, más su actitud personal, la llevaron a permanecer oculta a la vista del público y a pintar en soledad, siguiendo un consejo del influyente Rudolf Steiner –una de las voces más autorizadas de su tiempo– que la animó a no mostrar su obra, dado que no sería comprendida sino décadas más adelante. Sus pinturas fueron descubiertas finalmente en 1986 y a partir de allí comenzó a formar parte de exposiciones colectivas sobre arte abstracto y hasta se realizó una retrospectiva en el Museo Hamburger Bahnhof de Berlín.

El siguiente click visual llevará al espectador a Lygia Clark. Esta artista brasileña fue fundadora del movimiento neoconcreto en su país y se instaló rápidamente en la escena artística como una referencia de vanguardia. Si bien el concreto brasileño es posterior al argentino y se nutre en buena parte de él, las obras de Clark destacan por sus aspectos conceptuales y por la inclusión de disciplinas alternativas como la psicoterapia en la realización artística. El texto de Macri que acompaña la obra completa el perfil: “Toda actividad específica que abarcaba la hacía sentir que algo le faltaba”.

El capítulo argentino de la muestra está formado por Lidi Prati y Nelly Esquivel. Prati es bien conocida y es una artista sólida, pero la figura de Esquivel es más atractiva. Tal vez su escasa visibilidad dentro de los grupos del Concreto de los años 40 en Buenos Aires, particularmente de MADI, la convierten en una rareza incomprensible. Su pintura respondía fielmente a una de las discusiones más vigorosas y sofisticadas que el grupo se dio en los tempranos años 40 sobre los aspectos formales de la creación artística. Esquivel fue la primera en adoptar pictóricamente de un modo muy resuelto las tensiones planteadas por los límites formales del cuadro y de la pintura de caballete. Esquivel, junto al uruguayo Rhod Rothfuss, fue pionera de un temperamento artístico que influyó a artistas de todo el mundo, llegando a impactar en la obra de Jasper Johns. El rescate, de la figura y del arte, que hace Gimena Macri de Nelly Esquivel, es indudablemente uno de los puntos altos de la exposición.

En esta exposición asumen riesgos el artista y la galería. En el caso de Pasto, la experimentación es genética desde su nacimiento en el Patio del Liceo en 2012. Desde esos días, la galería no ha dejado de profesionalizarse y de crecer sostenidamente. Cuenta ahora con la representación de 15 artistas de todo el país y desde 2014 dejó los interiores del Patio para instalarse en la exterioridad de Pereyra Lucena. Las dimensiones de Pasto son un desafío constante para su director César Abelenda y para curadores y artistas.

En el caso de Gimena Macri, el riesgo es doble. En primer lugar frente a su propia trayectoria artística. Sus trabajos anteriores están marcados por un tipo de figuración bastante nítida, con una paleta más moderada y un trazo convencido, pero liviano. En estas obras, juega mucho más con la potencia y con la rigurosidad, con la línea, el plano y la forma.

Para contrariar un poco al clima de época, las mujeres de esta muestra están siendo homenajeadas con entera justicia artística y creativa. No hay nada de victimización y sacrificio frente a la opresión, aún en situaciones objetivamente desventajosas. Ese es un aire que se respira como el de después de la lluvia en una tarde de verano, es, en definitiva, una buena idea.

Por Deirdre Malone
The bubble

2 Mayo 2018

Solicitar la traducción a info@galeriasendros.com

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Good things come in small packages and this is certainly true of Gimena Macri’s “cover versions” of 20 abstract artworks from the 20th century. The paintings grace just one of the walls of Pasto gallery’s 30-square meter space, while a postcard sized map and accompanying booklet reveal the artist’s talent as a storyteller, guiding us through her artistic journey while unravelling the stories of 19 outstanding avant-garde female artists from ten countries, spanning across Europe, Russia, and the Americas.

On first-name terms, the exhibit’s title “Iyubov, Nadheza, Germaine, Mira, Yente, Olga, Diyi, Alexandra, Lidy, Anni, Varvara, Carmen, Nina, Sonia, Nelly, Saloua, Sophie, Vilma, Lygia” refers to the 19 artists responsible for the artworks Gimena has chosen to recreate. Likewise, the artist is referred to by her first name throughout the following text.

Swedish artist Hilma af Klint (1862-1944) was a pioneer of abstract art. Like Gimena, she began with figurative painting. In parallel, working in quiet isolation, she embarked on a lifelong spiritual journey producing an unprecedented body of abstract work. Unlike her male contemporaries, Mondrian and Malevich, hailed as the pioneers of abstraction, Hilda’s work remained hidden until Los Angeles’ LACMA museum discovered and first exhibited it in 1984, 42 years after her death, and long after the 20 years of secrecy requested in her will.

The exhibit’s only painting of a living artist’s work is that of Carmen Hererra. Born in Cuba in 1916, now living and working in New York, Carmen claims that no one took her work seriously until she was 90. In 2015, as she approached her centennial birthday, she formed part of the new Whitney’s opening show and later became the inspiration for Swiss clothing designer Akris’ 2016 collection at the age of 101.

Gimena’s works uncover a whole universe of brilliant women, several still unknown with just a few gaining international recognition.

Pinacoteca do Estado, one of Brazil’s most important museums, considers its current retrospective of Hilda Af Klimt as one of the highlights of 2018. London’s Tate held its first retrospective of Swiss-born Brazilian artist Mira Shendel – the only artist featured twice in the exhibit – in 2014. Gimena’s interpretation of the two artworks departs from their original perfection, painted in oil, with a richness of texture and color.

Curator Lara Marmour makes an interesting analogy of Gimena’s work, citing cover versions from well-known classic rock. David Bowie’s “China Girl” is an Iggy Pop original; Elvis’s “Always on My Mind” was done by Johnny Cash, Julio Iglesias, and even reinvented by the Pet Shop Boys. Just as one musician can enrich the work of another, so too, can an artist. It was internet-based research that led Gimena to link these female pioneers of abstraction. Dotted around the world and spanning over a century, they were all purposefully driven, while completely unaware of their collective synchronicity.

In neighboring Retiro, Marcos Lopez, known for his Latin pop photography, has invaded the stark white interior of Rolf Art with a treasure chest of original and reinvented artworks from the 1980s to the present day. ”In-Continent” says goodbye to minimalism and hello to Lopez’s “more is more” philosophy with more than 50 eclectic artworks. Classically framed photos hang alongside posters of iconic works by Edward Hopper and David Hockney, intervened with the thick brushstrokes of Lopez’s rough painting style. A display shelf of religious icons includes the faces of Evita, Gaucho Gil, and Mother Teresa whose gaze points across the room to a life-sized dummy of Mauricio Macri lounging in a garden chair on a fake lawn, soaking his feet in a red plastic basin, and reading a copy of Hola! magazine.

Juliana Awada and Michelle Obama are featured on the cover. So what’s this all about?

A visit to the gallery with MALBA Amigos to meet the artist provided an opportunity to follow Lopez as he stepped in and out of each genre of his work.

Macri’s presence in front of the giant L-shaped mural of “Suite Bolivariana” provides a present day political context for an iconic photographic work from 2009, featuring Che Guevara, Juan Domingo Perón, Evita, Simón Bolívar, Evo Morales, and Hugo Chávez. Lopez excuses the quality of the model, saying he wished he could have produced something closer to the hyperrealistic sculptures of Ron Muek or Madame Tussard’s, but his budget of AR $2,000 would not even be enough to have Muek’s secretary pick up the phone. Lopez, a master of digital photography, still manages to get his message across, and the imperfection in this case contributes to the installation’s ironic and humorous feel.

Aside from references to internationally acclaimed artists and political figures, Lopez’s work has an inextricable connection to his upbringing and the ordinary people in the world that surrounds him. An example of this is a reinvention of two of his most emblematic photos, both now in MALBA’s permanent collection.

The protagonists are Hector (the martyr) and Amanda, from two different restaurants Lopez has frequented. Hector was once a waiter and is now owner of Ña Serapia, a tiny bar on Av. Las Heras. I recently visited Ña Serapia to try a salteña style beef empanada. The truth is I went to see the real Hector, and there he was, a humble gentleman, going about his day, with Lopez’s photo on the wall alongside a few news clippings. I felt I was being served by a celebrity. The strange thing is that my first recollection of seeing Hector was over a decade ago at Milión in Recoleta, where he presides over a much more upscale bar than the one he now runs in a large scale format of the artwork.

Amanda is a waitress from another bar close to Lopez’s home. Captivated by her natural beauty, Lopez decided to photograph Amanda crowned in the style of the Aymara and Quechua women of Peru and Bolivia. The crown, inspired by indigenous religious traditions, is made from cutlery and kitchen utensils.

Cover versions of Hector and Amanda are painted over two Ansel Adams posters, by Peruvian artist Miguel Valverde. The work is so precise that it’s not immediately evident to the viewer that the images are not in fact Lopez’s photos. The artist cheekily recalls asking the painter how much he would charge for copying his photos and agreeing on the asking price of AR $300. On finding out the resulting artworks are on sale for US $10,000 the astounded painter asked “how can that be possible?” “I asked you, we made a deal and I paid you. Deciding on the selling price was my idea”, he chuckled, justifying his margin.

MALBA Amigos organizes events both inside the museum and around Buenos Aires. Member privileges include free access to all exhibitions, discounts on educational programs and in the bookshop and onsite restaurant. Annual membership starts at AR $700 for MALBA Joven.

Por Daniel Gigena
lanacion.com

EDICIÓN DIGITAL
10 Diciembre 2015

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La costra letárgica de lo que anhelo , segunda muestra individual de Gimena Macri (Buenos Aires, 1986), se inauguró ayer en la galería Pasto . Alumna de Carolina Antoniadis, Tomás Espina y Fabián Burgos, la segunda hija del primer matrimonio del flamante presidente Mauricio Macri cultiva un perfil bajo y prefiere que no se mezcle la inauguración con las cuestiones políticas. Quiso la agenda artística y la voluntad popular que, un día después de la asunción a la presidencia de su padre, ella inaugurara la exposición de sus nuevas obras.

En sus trabajos previos, Gimena Macri revestía el entorno que rodeaba a diferentes personajes con una pátina sentimental, expresada a veces por medio de la temperatura tibia de su paleta o por el trazo deliberadamente titubeante de sus dibujos. Otras veces el protagonista de esas obras, a la manera de la pintura oriental, no era otro que el vacío enmarcado por bosques, pinceladas que figuraban una cascada o parques desiertos de la periferia urbana estadounidense. En esta ocasión, el paisaje se ha trasladado a un drama de interiores: en sus pinturas se perciben, como si fueran versiones al óleo de las fotografías de Nan Goldin, camas desechas, porciones de pizza y placares semivacíos.

Hay también textos. Admiradora de Guillermo Iuso, Macri ha adoptado un recurso fecundo del arte moderno: escribir la pintura. En Un brote , óleo donde se ve la imagen de un envase donde germina una semilla, se lee: "Podría amarte si me das más más más metros sobre los que pintar".

Lila Siegrist, artista, editora y curadora rosarina, estuvo a cargo de la selección de obras y la presentación de la muestra. En un breve texto para La costra letárgica de lo que anhelo , escribió: "Gimena pinta cuando duerme y descubre, en esta experimentación sostenida, que la vigía y la atención por pintarlo todo son su carácter fisiológico cromático y plástico. ¿El mecanismo de producción podría ser reversible? Me atrevo a escribir que pinta lo que duerme. Registra lo que vive y define, en cada plano de color, la construcción de su estar acompasado. Pinturas páramo que, así y todo, están plagadas de ‘álguienes’ y esos ‘álguienes’ son capaces de bañar cada pincelada con tanta intensidad como el espacio vital atravesado por la manera taller de alimentarse. Salvaje y gentil al unísono, apoya de lado su apacible cabeza indómita y se ovilla contráctil sobre sí misma en un poncho azul. La obra de Gimena es un autorretrato de sus pasos, de sus cosas, de su longue durée ; la pintura se extiende como una biografía fecunda".

A diferencia de su trabajo previo (que se puede ver en www.gimenamacri.com ) Macri ahora ha pasado del papel a la tela. La serie de pinturas construye una narración que entrelaza el amor, el sueño, la soledad y el deseo de pintar.

De regreso de Miami, donde expuso trabajos de ella y de otros artistas de Pasto, César Abelenda, director de la galería, comenta: "A Gimena la vengo siguiendo hace unos años, me encanta su obra y es muy profesional para trabajar, la veo siempre muy temprano comprando materiales y preparándose para trabajar, y pinta todo el día todos los días, no puede dejar de pintar y producir. Empezamos a trabajar juntos desde principios de año, ya que vive enfrente de mi casa. Tuvimos largas charlas en su taller. Siempre que iba tenía cosas nuevas para mostrarme: me encantaban los paisajes desolados; me hacían acordar a unos libros de Jack London que había leído de joven, y como ella estudió en San Francisco tiene esa frescura de la pintura del oeste estadounidense. Mi galería apuesta por la renovación de la pintura en el arte joven e invita a los artistas y espectadores a explorar los límites de la pintura. Por eso me gusta su trabajo: que haya decidido este año pasarse a la tela, pintar su diario íntimo, sus interiores, me parece una gran apuesta para lo que venimos haciendo en la galería".

La muestra podrá ser visitada de lunes a viernes de 14 a 20 hasta el 23 de diciembre de 2015. Luego del 3 de enero de 2016, durante el letargo veraniego porteño, Pasto volverá a abrir sus puertas.